lunes, 13 de febrero de 2012

Proposición de matrimonio

Ya sea que lo quieran disfrazar de desprecio por el espíritu comercial e inmoralmente consumista que se está a punto de vivir de manera generalizada, o que estén armados de un par de gónadas y puedan admitir tener verdadera y abierta repulsión por la cursilería, los corazones y toda su parafernalia sin mayor razón que la propia amargura, me viene importando menos que una ínfima porción de cacahuate pasado; YO sí planeo disfrutar mi San Valentín.

Les digo de una vez, estimantísimos lectores,que le voy a pedir su mano en matrimonio al ser más encantador, comprensivo, inteligente, moralmente perfecto (de acuerdo con mis estándares), infinitamente sabio y de belleza sólo comparable a la estrella Canopo cuando se eleva sobre el mar azul: Yo Mismo.

¿Qué esperaban? No me amo más porque tengo una fijación por la gente con baja auto estima.

En todo caso, necesito decir algo para convencer a ese místico ser tan digno de la grandeza y la alabanza que acepte ser mi cónyuge:

Oh su Ominencia:
No me mueve, oh Brujo, para quererle
el lujo que ya tiene concedido,
ni me mueve ser infame tan temido
para creer por ello el merecerle.

Me mueve usted, Ominencia, muéveme verle
parado en una luz y engrandecido,
muéveme tanto ver su ego así crecido,
me mueven sus proezas para tanto amarle.

Muéveme, en fin, usted solo, y en tal manera,
que aunque no fuera brillante, yo le amara,
y aunque no fuera furibundo, le temiera.

No me tiene que dar porque le quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que le quiero le quisiera.

(Si lo reconocen sabrán que originalmente es un poema religioso que he osado profanar para declararme el amor incondicional e inmenso que me tengo)

En fin, intenten no arruinarse la vesícula biliar mañana, y no me juzguen demasiado duro, porque, como podrán leer en este ( http://www.poemhunter.com/poem/love-after-love/ )bello poema de amor propio, hay alguien que nunca los abandonará.

sábado, 4 de febrero de 2012

Dios existe

Resulta que, no hace tanto tiempo, Su Ominencia estaba pasando por el penoso proceso de quitarse su amada mugre de encima cuando le llegó una mística revelación. Para facilitarles la tarea de entender mis debrayes internos -y hacerme más fácil el poner en forma escrita dichas cavilaciones- lo explicaré como un diálogo entre "Brujo 1" y "Brujo 2":

-Brujo 1: ¿No le parece, Su Ominencia, que, en todo lo que existe y posee cierta variedad, hay cosas que son excepcionales y cosas que son, a falta de un mejor vocablo para describirles, simplemente mediocres?

-Brujo 2: Efectivamente, mi muy amado yo mismo. El dualismo entre lo ordinario y lo extraordinario puede ser justamente aplicado a una gran parte de lo que tiende a existir.

-Brujo 1: Y, en aquello que se muestra homogeneo, se asume que la falta de esta binariedad puede hacer que el todo sea tanto mediocre como excepcional, según convenga a quien lo razona,¿verdad?.

-Brujo 2: No me atrevería a negar tan brillantemente enunciada afirmación.

-Brujo 1: ¿Entonces podemos asumir que la mediocridad está extendida de una manera universal y es por tanto onmipresente?

-Brujo 2: ¡Precisamente!

-Brujo 1: Ahora; puesto que al individuo imaginario llamado Dios se le atribuye la facultad de ser omnipresente ¿Podríamos seguir buscando puntos en común entre éste so llamado Dios y la mediocridad?

-Brujo 2: Sin lugar a dudas. Si lo aplicamos a la humanidad podríamos decir que la población mediocre tiende a odiar aquello que desobedece sus ridículas normas de supuesta moralidad. De alguna manera lo exilia de su gracia y lo toma como adversario.

-Brujo 1: No vayamos tanto al aspecto negativo. ¿Nota como acogiendo a la mediocridad en nuestros corazones, como una condición que no puede ser cambiada y es inútil combatir, es más fácil amar a aquello que conforma el grueso de la población? Después de todo, así como no puede haber luz sin obscuridad, tampoco podría existir lo excepcional sin lo común. En un sentido poético, el tal Dios sí es amor -o por lo menos ayuda a cultivarlo-.

-Brujo 2: Lo que ha hablado no puede ser más cierto. Una vida en la que se acepta la mediocridad ajena y que los demás no pueden trascender, se vuelve una vida sin preocupaciones banales que carecen de sentido. Es aceptar que hay algo incambiable y que por amor a uno mismo conviene dejar por la paz. Sin embargo, la grandeza derivada de elevarse sobre seres corrientes es sólo relativa. No debemos olvidar que decir que algo es insignificante no nos vuelve más grandes.

-Brujo 1: Pero debe admitir que ciertamente ayuda a edificar una saludable vanidad.

-Brujo 2: Eso sin duda. Concluyamos entonces que Dios y la mediocridad son sumamente parecidos y, por tanto, no sería muy alocado llamar a ambos verdaderos si asumimos que son la misma cosa.

-Brujo 1: ¿Seguiremos sin venerarlos?.

-Brujo 2: Absolutamente.


En resumen, soy un patán superfluo y ególatra que no se preocupa -ni se quiere preocupar- por su sociedad, seguiré diciendo "Salve Satanás" frente a las iglesias y viviré hasta una muy avanzada edad con un hígado excepcionalmente saludable.