Giras. Las hiedras te asfixian. Las llamas borran el
escalofrío. Giras. El pasillo arde junto contigo, la sombra te
aplasta, las flamas gritan. Giras. El violín sigue tocando, toca Do
y La. Tus setecientas manos dibujan triángulos con tiza. Giras. La
sombra grita desesperada, tiene una muñeca que llora tinta de sus
catorce ojos. Giras. Los ojos se clavan en ti. Giras. Los ojos son de
tiza, tú los dibujas. El pasillo aún no termina, lo ojos siguen
clavados en ti. Sigues dibujando los ojos. Giras. La muñeca tiene
trece ojos, tus quinientas manos me han arrancado veinte. Giras. Todo
es rojo, el pasillo es rojo. El suelo es de terciopelo. Las tres
paredes son de terciopelo. El techo es de terciopelo. Giras. El
violín lo toca una de tus ochocientas manos, no sabes cuál. La
sombra te sigue, la tocan para hacerla a un lado. Desaparece, dejando
caer a la muñeca. Giras. Van más de un billón de ojos, los ojos se
te clavan y sangras por sus punzadas. Do y La. El terciopelo son
hiedras rojas. Giras. La muñeca es una sombra, en su mano hay una
igual a ella. Las llamas se ríen. Te mira con sus veinte ojos y le
dibujas uno más con sangre y un juramento. Giras. Los ojos se
cierran y se dividen en dos más. Los ojos se cierran y se dividen en
dos más. La luz viene de detrás de ti. Giras. La luz sigue estando
detrás de ti. El violín toca algo nuevo, Do y La. Giras. La hiedra
tiene flores, flores tristes que arden en cuanto las tocas. Las
tocas. Las tocas. Giras. El pasillo arde y finalmente se acaba. Do y
La. Giras. Caes al suelo, es de madera. La gente te mira sorprendida.
Los miras, sus ojos eran los que se multiplicaban. Las hiedras
eran sólo rosas, su flama tu sangre en sus espinas. La muñeca está
en tus manos y tú sólo eres una muñeca de la muerte...
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