Y tarah!
Por si algunas vez se preguntaron si el Brujo Malo tenía un enemigo, aqui les tengo la respuesta: Si. Este, criaturos y criaturas, es solo un flashback sobre uno de los momentos en los que mas he deseado matar a una persona: La Zelota Nefasta de Todo-Lugar (alias Encarnación del Mal), una vieja vil y perversa, fanátia religiosa y de seguro descendiente directa de Tomas de Torquemada.
Obvio es que se haya ganado mi repulsión y juramento de venganza, para lo cual no me conformaré con menos que acido Fluorantimónico (que hermosa palabra) anzuelos de pesca, dos metros de cadenas al rojo vivo, una prensa de carpintero,un taladro, una estaca metálica para empalar y alambre de púas, todo con la amable presencia de una hoguera de leña verde. Bueno, dejando mis fantasias sádicas a un lado momentaneamente, les dedico estas palabras:
Veo a mi alrededor, un salón grande con una puerta blanca y metálica a la izquierda, detrás varias ventanas viejas y oxidadas por las cuales se filtran los humos nauseantes de un camión de basura. Al frente una especie de plataforma recubierta de azulejos, sobre la cual se posa un blanco escritorio de metal.
La puerta está abierta, se podrían escuchar los gritos en la dirección que esta a solo dos pasos, pero parece que todo aquel que podria hacer algo quiere ignorarlo.
Sentado sobre una banca doble del lado izquierdo, en la primera fila desde la puerta a la pared, la penúltima banca desde el pizarrón a las ventanas. Agradezco estar en mi lugar, no soportaría verla así mas de cerca, ni tener al monstruo que le atormenta a mi lado.
A mi alrededor hay labios sangrantes de impotencia y odio; los ojos fijos sin parpadear, lanzando miradas de desaprobación y miedo, de empatía y dolor. Los puños están torcidos de la ira, dejando rojas marcas sobre las palmas descoloridas por la presión. Un sudor frío nos recorre a todos, la emoción es tan grande que nadie puede romper en lágrimas.
Pequeña de por si, ahora parece una cosa de nada, empequeñecida aunque quiera disimularlo con sus hombros rectos y su rostro firme. Ella llora, sus negros risos alborotados por el miedo que le recorre de pies a cabeza, su piel pasando de moreno claro a rojo intenso y de rojo a morado.
Pero la maldita, con su rostro impasivo y deforme mostrando a flor de piel el demonio que de verdad es, sus ojos saltándole de la cara, una cara que quedaría mejor tras una gruesa capa de maquillaje o una bolsa de papel. Su voz vibrante y cacofónica retumba en nuestros oídos, sus palabras llegan a nuestros corazones y los llenan de odio.
A todos los ha hecho llorar: los mas insensibles, los mas alegres, los mas listos, los mas latosos...todos han pasado a sufrir esta humillación, este odio. La hostilidad hacia ella es tanta que cualquier cosa es preferible, cualquier cosa que no sea ella es fácil de amar.
Los ojos de la niña ahora están irreconosibles tras ríos de lágrimas, su voluntad ha sido quebrantada con la palabra "mentirosa" pronunciada por esa voz inhumana. Suplica que se le deje en paz, que el tormento termine.
Pero en los ojos negros y saltones con venas marrón de la vieja solo se ve satisfacción; ha humillado a la niña mas tierna y la ha hecho sentir como basura.
Practicamente la saca a rastras del salón, culpándola de algo que ella no hizo, haciéndole implorar piedad.
El velo de silencio se levanta, majaderías salen de boca de todos, los mas sensible lloran, los demás solo la ven alejarse, sabiendo en el fondo que es la ultima vez que verán a su amiga...
Vaya, me encantó cómo describiste todo.
ResponderEliminarGracias, es mi primera incursión en el realismo
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