Todo empezo un día soleado en el Caribe, años atras, cuando era practica común colgar a los delincuentes como castigo. La noche anterior la marea habia arrastrado una inusual variedad de desechos hacia la playa: caracoles vacios, trozos de coral, espinas de pescado y otros restos que contaban las historias de vida y muerte que tenian lugar mar adentro.
Curiosamente el mismo fenomeno habia dejado la plataforma de ejecuciones hecha un monticulo de astillas, y el verdugo, un hombre exageradamente impaciente, habia decidido improvisar una con tal de no alargarle la espera al ejecutado, aunque muy posiblemente no haya apresurado el evento con un proposito tan benevolo en mente.
Asi, dispuso de un pequeño arbolillo junto a la playa, lo dobló atando el extremo mas alto al suelo y a este, una horca. Condujo entonces al ejecutado hacia el improvisado artilugio de ejecución, con un capuchón negro en la cabeza y le colocó la horca al cuello. No hizo esperar mucho a la parca y corto la cuerda que ataba el arbol al suelo de un solo tajo.
La fuerza liberada le rompió el cuello inmediatamente al prisionero, demostrando el innato talento del verdugo a la hora de planear una ejecución. Tiempo despues intento llevar su nuevo metodo de dar muerte a otros lugares, pero por una u otra razón no tuvo exito, pero eso es una historia aparte.
El arbol se balanceó de un lado al otro mientras se le acababa el impulso, y termino doblado de manera que el muerto quedo suspendido precisamente sobre un pequeño montón de los desechos que el mar habia traido.
Colgando del arbol, el difunto le dió lo ultimo que tenia por ofrecer al mundo (anteriormente solo brutalidades y obras poco honrrosas) y le pasó la vida que le quedaba a la arena debajo de si...
Wow.
ResponderEliminarEres basura en la vida y mueres como basura.