lunes, 22 de agosto de 2011

"Nutrición y Siglo XXI" por el Dr. Buguiberto del Saco

De acuerdo con los especialistas, la dieta de un coco saludable debe estar constituida por niños malos y miedo en iguales proporciones. Haciendo una rudimentaria comparación con los requerimientos nutricionales humanos, se podría decir que los niños -por su alto contenido proteico y glucémico- le proporciona al coco la energía necesaria para realizar sus funciones, mientras que el miedo cumple un papel parecido al de las vitaminas, y una deficiencia de este último puede traer serias repercusiones sobre el organismo del individuo.

En años recientes se ha observado un serio declive en la salud de la población coco a nivel mundial que, de acuerdo con investigadores de la Universidad Transilvana de Investigación Humana y el Instituto de Medicina Demoniaca de Catemaco, ha sido causada por diversos factores, entre los cuales destacan los mencionados a continuación:

-El alto índice de obesidad entre los niños humanos:
Recientemente la población humana -de cuyos infantes se ha alimentado nuestra especie durante decenas de miles de años-, están en un proceso de engrosamiento que afecta directamente a los cocos, ya que nuestros organismos no han evolucionado para procesar las grandes cantidades de lípidos que suele incluir un niño actual.

-La sobre exposición a la luz:
En tiempos de nuestros abuelos, la temida radiación luminosa desaparecía en el momento en el que se ocultaba el sol y la única protección que tenían los humanos para mantenernos a raya durante la noche era aquella que pudiera proporcionar el fuego de las velas. En nuestros días, sin embargo, la energía eléctrica ha traído consigo iluminaciones más potentes, dañinas y duraderas que ocasionan serios problemas a la hora de obtener nuestra ingesta requerida de miedo y carne infantil.

-Las nuevas tendencias del miedo humano:
Durante muy largo tiempo, los miedos de nuestras víctimas eran más parecidos a animales que consideraban peligrosos y antropófagos, por lo que la selección natural nos fue dando un aspecto bestial y ligeramente humanoide. El hecho de que ahora la industria cinematográfica haya traído nuevos tipos de horrores -como niñas feas y harapientas que salen de pozos, monstruos ojones que supuestamente vienen del espacio y cadáveres que mágicamente regresan a la vida- nos ha hecho parecer patéticos y difícilmente atemorizantes, lo cual reduce la cantidad de miedo que podemos extraer de manera preocupante.

-El alza en el mal comportamiento infantil:
A pesar de que pueda parecer una buena noticia, temo informarles que no es así. Si bien esto significa más niños para devorar -sólo los niños malos son zampables, los buenos nos resultan altamente tóxicos- no hay que perder de vista que se trata de grandes cantidades de alimento de baja calidad que a la larga pueden traer consigo varios padecimientos del sistema digestivo.

Estos factores explican de manera satisfactoria el actual estado de obesidad, palidez y fatiga presentes en la mayoría de los cocos, así como la alarmante incidencia de coco-cáncer de piel y otras aflicciones de la dermis.

Pese a todo esto, espero que nuestro gobierno pueda llegar a una solución que evite lo que se esta empezando a temer: la completa extinción del género Homo Bogus en un futuro próximo...

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