sábado, 17 de septiembre de 2011

Su Ominencia y el Tianguis

Creo, queridos lectores y lectoras, que me estoy empezando a adaptar a vuestra desconcertante cultura; o por lo menos se me está quitando lo imbécil en cuanto al trato humano se refiere.

Para no dejarlos con la duda por más tiempo del retóricamente requerido como preludio, revelaré de una vez el motivo de esta nota: hoy evité ser vilmente estafado en un tianguis (wiiiiiii); cosa que para una torpe persona que se suele referir a ellos como "la mística tierra de la gente de las lonas" es una proeza digna de colocarse al lado de las de Rama, Quetzalcoatl, el Cid y Sigfrido.

Y es que, estimada gente del otro lado del monitor, hay tres cosas en las que a pesar de su ineptitud, vuestro amado Brujo no puede ser facilmente engañado: sushi, piedras semipreciosas y artículos de caligrafía.

Todo el asunto empezó de una manera de lo más ordinaria: con un excéntrico yo caminando de regreso a su acogedora guarida.

Resulta que, como todos los sábados, estaba yo atravesando el parque del encantador Kiosco Morisco, cuando llamó mi atención el hecho de que había un tianguis instalado enfrente de este. Motivado por mi curiosidad natural, me acerqué a ver qué había de interesante en venta. Un puesto con absurdamente grandes cantidades de plumas fue lo único que llamó mi atención.

Movido una vez más por mi curiosidad, decidí preguntar al regordete vendedor si tenía plumas de caligrafía. Me contesto de una manera que se me quedo grabada en la memoria: "Todas las plumas sirven para caligrafía" dijo, mientras yo me daba cuenta de que el hombre no sabía lo que vendía...

Conteniendo la risa en mi knilch, puse mi más fastidiosa cara de mocoso arrogante y le pregunté si tenía plumas fuente, a lo que respondió señalándome una pequeña porción del mostrador.

Primero tomé una pluma negra con adornos dorados. "Esa cuesta $300. La plateada que está a un lado es Parker" me dijo mientras atendía a una señora chaparrita y con bigote.

Tomé la supuesta pluma Parker, y, a decir verdad, si alguien me la regalara me podría dar cuenta de tres cosas:
1o-La buena voluntad de la persona,
2o-su conocimiento profundo sobre mis manías absurdas y
3o-que estaba un poco corto de capital a la hora de realizar la compra.

Como acabo de decir, el objeto no era la gran cosa; sin embargo, tenía la peculiaridad de que su forma servía obviamente para caligrafía oriental -habiendo incursionado y fracasado en el uso del pincel con tal propósito, la adquisición de dicho objeto me resultaba bastante tentadora-. "¿Cuanto cuesta su pluma china?" pregunté, poniendo un énfasis en la palabra "china" que tenía por propósito hacerle notar que no había caído en su pérfida trampa.
"Esa cuesta $350; y no es china, es japonesa, sólo que los símbolos se parecen"

Vi la marca; según yo y Google Translate, la fonética de la palabra "Huadong" no correspondía en lo absoluto con ninguna palabra japonesa, mientras que la palabra china para referirse al Este sonaba exactamente igual.

Ahora, quiero aclarar dos cosas:
-Hubiera comprado la pluma aunque costara los $350 y fuera de dudosa procedencia. Usualmente no me pongo roñoso en cuanto a la calidad de los objetos exóticos que compro. Y sinceramente no me hubiera importado que dudaran de mi salud mental.

-Lo que evitó que lo hiciera fue el hecho de que el pendejo del puesto tuviera la indecencia de intentarme engañar no una, sino dos veces; y que, bajo la creencia de que me podía chamaquear como a cualquier otro ignorante, intentara convencerme con el argumento de que "los símbolos son muy parecidos" de comprarle su mugrosa pluma. Me importa -y fastidia- mucho que cuestionen y ofendan mi inteligencia de esa manera.

Me marché sin decir nada, mientras el despreciable volvía con la bigotona tras haber fracasado en su estafa...

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