lunes, 18 de octubre de 2010

Je t´aime irreverence!

Los eventos que estoy por relatar estan basados en hechos reales, no "uudyarth-adas" (para aquellos poco familiarizados con la cultura de mi planeta el uudyarth es el psicotrópico mas popular entre los de mi especie), no alucinaciones, ni simples invenciones de una mente demencial. Aclarado esto, me complace mostrarles este petit reportaje:

Era un bello y soleado sábado, bueno puede que no tan bello, pero el hecho es que era un sábado. Esa mañana a mi estimada madre se le ocurrió descuartizar el sillón, tras varios intentos fallidos de hacer que los pinches "tlacuaches" se lo llevaran.
Asi pues, el pobre mueble terminó desollado, destripado y descuartizado.Nosotros, por otra parte nos estabamos muriendo de hambre y decidimos ir por unas piernitas de pavo.

En el camino (como ya mencioné durante una soleada tarde de otoño) nos encontramos a un perro. Pero un perro como pocos; era negro como las aguas del Estigia, lustroso como el alquitran puesto al sol, de tamaño mediano como cualquier perro decente y orejas puntiagudas similares a cuernitos. De verdad que cuando digo que aborresco a los perros no estoy mintiendo, pero ese maldito animal era algo extraordinario, algo que no me importaria adoptar por mas pinche latoso que fuera.

Lo curioso paso a la mitad del trayecto, en una esquina decorada por una simpatica virgencita "espanta-basuras". Fue ahi donde el can, como por designio profano (no se puede decir divino) decidió dejar su agua de riñon. En ese mismo instante se me apareció una lista mental de la nada:
-Bonito:si
-Intimidante:tambien
-Genial y basofiamente irreverente:¡claro!
¡PTM ya tengo perro!

Y asi hubiera sido si el desgraciado animal no hubiera acudido al llamado de su dueño, que lo seguia como si el fuera la mascota y el perro el amo...

1 comentario:

  1. Se lee TAAAAAAN tú. Al leerlo imaginé tu peculiar forma de hablar.

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